Thor se sintió complacido al escuchar lo que Celina decía. Sus ojos se iluminaron de orgullo.
—Solo tienes que elegir qué facultad quieres. Yo voy a invertir en ti, en tu futuro. Es un placer hacerlo.
Ella sonrió.
—Lo sé, amor. Y te estaré eternamente agradecida por todo lo que has hecho por mí —tomó una uva de la bandeja, la mordió con gusto y, sonriendo, completó—. Mmm… delicioso.
Thor abrió los ojos fingiendo sorpresa.
—¡Ya sé que soy delicioso!
Celina soltó una risa.
—¡Bobo!
—Soy sincero —respondió él con una sonrisa maliciosa—. ¿Entonces? ¿Ya decidiste qué vas a estudiar?
—Estaba dudando entre Derecho o Psicología. Pero… voy a hacer Psicología.
Thor asintió.
—Excelente elección —y, con tono provocador, añadió—. Después podrías hacer un posgrado en Sexología. Va a servir mucho para tu nueva profesión.
Celina estalló en carcajadas.
—¡Thor! ¡Eres un perverso!
Él sonrió.
—Ay, amor… solo pienso en tu desarrollo profesional. Es lo mínimo que puedo hacer.
A la mañana siguiente, Thor est