Thor preguntó enseguida:
—¿Quién envió esto? ¿Hay alguna nota? Déjame verlo, amor —dijo atropelladamente, listo para tomar la caja—. Esto debe ser una broma de muy mal gusto.
Al ver su reacción, Celina colocó el pendrive de nuevo dentro de la caja con cuidado, se levantó y dijo:
—Sea una broma o no, no me importa —habló con calma—. Este es nuestro momento. Estamos teniendo un fin de semana increíble y nada va a arruinarlo. Mañana veré los regalos que recibí. Además, Zoe dijo que hay cosas que no debo mirar a tu lado.
—Celina, solo quiero ver qué hay en ese pendrive, ¿puedes colaborar conmigo? Hay alguien, un enemigo o enemiga, no lo sé, suelto por ahí queriendo hacerte daño a ti y a nuestros hijos —dijo Thor, algo nervioso.
Celina dejó la caja sobre el tocador, caminó hasta la cama y dijo:
—Amor, te prohíbo tocar esa caja, ¿entendiste? Nada de lo que haya allí, sea malo o no, nos va a separar. Ahora siéntate aquí, ven —dijo dando palmaditas sobre la cama—. Relájate, ¿sí? Un infarto a