Un día después del viaje de Thor, Celina y Zoe decidieron empezar la mañana de forma ligera. Fueron al Café Literario, un lugar acogedor que Celina había amado trabajar. Era la oportunidad perfecta para presentar a su amiga a la encantadora Charlotte, dueña del café y una de esas personas queridas con las que Celina se empeñaba en mantener contacto.
Celina sabía que Arthur aparecería allí. Thor se lo había comentado.
En cuanto llegaron al café, Celina presentó a Zoe a Charlotte, que las recibió con una sonrisa cálida y las condujo a una mesa acogedora junto a la ventana. El aroma del café recién hecho se mezclaba con el leve perfume de libros antiguos, creando una atmósfera perfecta.
—¡Qué sitio tan encantador, Celina! —dijo Zoe, admirando el ambiente.
—Me encantó trabajar aquí —respondió Celina con una sonrisa—. Tenía que traerte.
Las dos empezaron a charlar animadamente, riendo y compartiendo historias. Zoe estaba tan metida en la conversación que no notó cuando Arthur entró, camina