Celina entonces lo contó todo: la invasión en el departamento, el desorden hecho a propósito...
Zoe se quedó en shock.
—¡Esa mujer es una psicópata! Celina, tienes que tener cuidado.
—Lo sé. Por eso Gabriel se ha estado quedando aquí desde entonces. Se quedará hasta el domingo. Me siento mucho más segura así.
Hablaron unos minutos más, desahogándose, compartiendo palabras de cariño y fuerza. Celina se sentía acompañada incluso a la distancia. Cuando colgaron, ya se percibía el aroma de la comida que venía de la cocina.
Se unió a Gabriel, cenaron juntos. Celina le contó sobre la ida al centro comercial, los muebles de bebé, la emoción de imaginarse montando el cuarto de los gemelos. Gabriel la escuchaba con atención, con esa mirada que desbordaba apoyo y ternura.
Después, ordenaron todo juntos y fueron a descansar. Gabriel durmió en la sala.
La mañana del viernes, Celina despertó con el corazón pesado. El día amaneció nublado, reflejando su estado de ánimo. Era la víspera de la boda de