Celina se giró de inmediato, sorprendida.
—¿Qué?
—Eso mismo que escuchaste. El poderoso jefecito preguntó por ti. Y no solo eso. Dijo que las cosas iban a cambiar.
Celina cruzó los brazos.
—Claro que sí. Su boda ya está cerca...
Zoe se encogió de hombros con fingida inocencia.
—Pues sí, ¿no? Pero como tú misma dijiste que entre ustedes ya no hay vuelta atrás, entonces está todo tranquilo de tu parte, ¿verdad?
Remató la frase dándole un leve codazo a Celina en las costillas, haciéndola reír y rodar los ojos.
Celina se levantó con una sonrisa.
—Vamos a la cocina, porque alguien aquí dijo que iba a preparar nuestra cena...
Zoe se levantó entusiasmada.
—¡Y lo vas a perder si sigues mintiéndote a ti misma!
—¡Ay! —bufó Celina, dirigiéndose ya hacia la pileta.
—¿Y dónde está ese moreno alto, guapo y sensual que iba a cocinar para nosotras desnudo, solo con un delantal? —dijo Zoe, poniéndose las manos en la cintura y echando el cabello hacia un lado como si posara para un anuncio.
Celina solt