Él pensaba que yo me quedaría de brazos cruzados, pero no era así. Llegué a mi casa y grabé un video para enviarlo a un famoso canal de televisión, justo el más amarillista del país, donde aseguraban que ellos eran culpables de lavado de dinero.
Estábamos todas reunidas en la sala de la casa platicando sobre el próximo movimiento que harían los abogados. Por fin, los investigadores habían conseguido algunas cosas sospechosas, así que seguiríamos esas pistas hasta llegar al verdadero culpable de todo esto.
Había resultado muy bueno traer a mi abogado, ya que él veía cosas que los otros habían pasado por alto. Estábamos a punto de irnos a dormir cuando una empleada corrió a informarnos que darían una noticia sobre la familia Esposito.
Colocamos el canal y esperamos que volvieran de comerciales. Casi sufrimos un infarto cuando dijeron que transmitirían un video de una de las abogadas de los Esposito. Era algo inédito.
Todas nos observamos preocupadas porque no sabíamos qué diría Marie. E