Al otro día me levanté, me duché y volví a colocarme ropa deportiva y bajé para recibir a los abogados, que llegaron sin Marie, algo que me extraño mucho, pero ellos me dijeron que estaba en un juicio importante.
Volvió a sonar el timbre y me sentí feliz de ver al investigador privado. Abajo nos indicaron que pasáramos a desayunar y los guíe al jardín, donde todo estaba servido igual que anoche. Comimos juntos, y al terminar, mis sobrinos corrieron a mis brazos para abrazarme y me permití disfrutar el momento tanto como pude, ya que no sé cuánto tiempo de libertad me queda realmente.
No pude evitar ponerme triste cuando me preguntan por mis hermanos y mis padres. Juro que como familia jamás nos habíamos planteado una situación similar, puesto que siempre hemos sido personas honestas y unidas.
—Dejen a su tío tranquilo y vayan a cambiarse para jugar —tuve que intervenir porque vi a mi cuñado al borde de las lágrimas cuando los niños le hicieron esas preguntas para las cuales no había r