PENSAMIENTO DE PABLO.
Al ver el rostro de aquella mujer no pude negarme a quedarme en esta casa, era preciosa, podría enamorarme de ella definitivamente desde el día en que la vi, así no la conociera o no tuviéramos unos hermosos hijos en común, le creí sinceramente, no dudé de nada de lo que me dijo, la reacción que tuvo cuando estuve frente de ella, yo tenía que estar bien para besarla y hacerle el amor.
Desde que conocí a Melina, fue algo indescriptible lo que sentí, verla así, tan frágil, embarazada, con los dolores que sentía cuando mis hijos iban a nacer, ese día que la llevaba al hospital, la miraba sin que se diera cuenta y deseaba que fuera mi esposa.
Cuando vi su anillo de matrimonio en su mano, me sentí decepcionado, era la esposa de alguien más y un hombre como yo; en mis circunstancias actuales, no podía ni pensar en que esta mujer se fijara en mí, es por eso que al venir a verla hoy, me corté la barba y el cabello, me puse la mejor ropa que tengo, quería que me viera como soy.
No es que sea