EN LA NUEVA CASA.

Contraté un servicio de amueblado, no sabía que existía, pero en esta ciudad, lo hacen, un grupo de personas se encargaron de amueblar mi apartamento con todo lo que había comprado, así que, para la noche, ya estaba todo completamente listo en mi casa, les agradecía a Dante y a Antonella por permitirme dormir mi primera noche en la ciudad en su casa, ellos se portaron como si fuesen amigos de años, hicieron lo que harían mis amigas.

Esa noche fui a la casa de huéspedes, saqué la maleta que había desempacado y conduje hasta mi nueva casa, es indescriptible la emoción que se siente estar en mi propia casa, lejos de las personas tan toxicas como Raúl y Luis, que seguramente se volverían locos buscándome, el tiquete lo había comprado a nombre de la chica de la agencia de viajes, ella con tal de vender lo había puesto a su nombre, no hubo problema alguno, aparte lo había pagado en efectivo y las tarjetas las había dejado tiradas en el mall.

Esa noche, cuando llegué a casa con todas las maletas, era tanta la emoción que comencé a acomodar todo en mi closet y la ropa de los niños toda dobladita en la habitación de al lado, mis bebés serían independientes y dormirían conmigo solo por algún tiempo, no los iba a acostumbrar a que durmieran en mi cuarto.

Me acosté cuando iban a ser las dos y treinta de la madrugada, estaba muerta de cansada, después de una larga ducha con agua caliente, no supe mas de la vida, hasta a eso de las nueve de la mañana cuando tocaron el timbre de mi apartamento, aunque sabía que no había dejado pistas de donde estaba, sabía que Raúl era poderoso y que me podría encontrar.

Mi corazón se paralizó por un momento al escuchar el timbre, me levanté de la cama, miré por la puerta y era Antonella con algo de desayuno, ella sabía que no había tenido tiempo de ir al supermercado, así que llegó con unas tostadas y unos huevos rancheros y el juguito de naranja que no nos puede faltar a las embarazadas.

Desayuné con Antonella, me metí a bañar, salimos las dos a conocer la oficina de arquitectura que había rentado Dante, estaba muy entusiasmada, ya que él me había propuesto comenzar un negocio juntos, ya tenía un trabajo, ahora solo necesitaba comenzar a generar dinero lo antes posible, necesitaba llevar a mis niños al país, bebía visitar la tumba de mis padres y la de Pablo, eso sería costoso, puesto que seríamos tres personas.

Llegamos a la oficina, ahí estaba Dante, con una sonrisa verdaderamente contagiosa.

-Mira Melina, que te parece nuestra nueva oficina, verdad que está hermosa, y que te parece la vista?

Realmente era encantadora, amplia, con colores muy en tendencia, había que amueblarla comprar papelería y hacer una muy buena publicidad, mientras  viví con Pablo, aprendí mucho de mercadeo, finanzas y administración, era el momento de ponerlo en práctica, la vista de la oficina, era llamativa, mas bien como relajante, por un ventanal enorme en la parte de atrás, se podía apreciar el mar,, con el puerto a lo lejos.

Ese mismo día, salimos a comprar los muebles y todo lo que se necesitaba para comenzar con el proyecto, se llamaría “ARQUITECTOS ROSSI Y TAYLOR”, le pondría el apellido de Pablo a la oficina, se lo merecía, además sería el apellido que mis hijos tendrían y el apellido Rossi, era el de Dante, le dije que el apellido de él fuera primero, ya que él era conocido en Bari y yo solo una recién llegada, no podía usar el apellido Chu, porque llamaría mucho la atención, pero como la compañía de la familia de Pablo, tenía diversos negocios por todo el mundo, este sería uno más del montón, pasaría desapercibido para Raúl y Luis en caso de que alguna vez escucharan mencionar nuestra oficina.

En horas de la tarde, ya teníamos todo listo para iniciar labores, fui a una concesionaria, compré un automóvil sencillo un FIAT 500e, muy pequeño, económico, especial para mis niños y yo.

Así pararon los meses, tenía ocho meses y tres semanas de embarazo, estaba en mis últimos días de embarazo, un poco nostalgica, imaginaba como estaría Pablo feliz al saber que nuestros hijos nacerían pronto.

Estaba en la oficina, cuando llamó Antonella que estaba en el hospital, que ya la niña nacería, Dante salió muy veloz hacia el hospital dejándome sola con mis pensamientos, que haría yo cunado mi momento llegara, quien me llevaría al hospital, quien estaría conmigo en ese momento, mientras tocaba mi pancita, mis lagrimas najaban por mis mejillas, seguramente las mujeres embarazadas somos mas sensibles pensaba y continuaba con mi trabajo.

Mientras hacía un edificio de tres plantas, algo pequeño, para que no obstruyera la vista de ninguna otra casa en Bari y pidiéndole a Dios que a alguien le llamara la atención para comprarlo y asi obtener una buena ganancia, en los dos meses que teníamos de estar con la oficina Dante y yo, solamente habíamos vendido los planos de dos casas relativamente pequeñas, lo que hacía que nos diera para mantener la oficina únicamente, por suerte yo tenia mi casa, mi auto y no tenia deudas, igual Dante y Antonella, ya habían pagado su hipoteca, gracias a la venta del apartamento.

Me sacó de mis pensamientos el sonido de la puerta abrir.

-Señora Melina, que tal, tenga usted un lindo día, necesito reunirme con ustedes, no se si podríamos coordinar una cita para horas de la tarde o mañana a primera hora, necesito un proyecto grande, para uno de los puertos, queremos un edificio en el puerto de los Ferris, es una inversión grande, algunos millones de euros que el ayuntamiento tiene destinados para el proyecto, no se si les interesa, antes debíamos ir hasta Matera a conseguir arquitectos, porque a los de acá siempre le quedaron grandes nuestros proyectos es por eso que queremos darles la oportunidad, dijo el alcalde prácticamente sin dejarme hablar, ya me habían contado sobre él, es un hombre que siempre anda apresurado y que le gusta hablar mucho.

-Señor alcalde, que tal lindo día, déjeme revisar la agenda y con gusto agendaremos una cita, como sabe usted, nosotros atendemos algunos clientes de otras ciudades, así que pasamos algo apretados, Dante el día de hoy está en un proyecto bastante importante, así que si gusta me deja su número de teléfono y me estaré comunicando a su oficina.

Por supuesto que no iba a permitir que el señor alcalde notara mi felicidad, tenía que dejar ver que éramos unos arquitectos exitosos, según lo que había escuchado de él en poco tiempo, le gustaba pagar menos por los que hacía en la ciudad, pero con nosotros, no permitiría que sucediera.

-Déjeme revisar la agenda, creo que si, para mañana tendremos un espacio libre a las diez de la mañana, podríamos reunirnos dos horas, porque a las doce tenemos unos clientes acá en la oficina.

De inmediato la sonrisa del señor alcalde se esfumó, ya no tenía nada con que jugar, no nos estábamos muriendo de hambre ni mucho menos y como le dejé claro que los clientes eran de otras ciudades, no tenia manera de corroborar. ¡gracias Pablo por todo lo que me enseñaste! Dije para mis adentros.

-Claro que si Señora Melina, no sabía que les fuera tan bien, me alegra mucho, nos sentaremos a negociar mañana, los espero en mi oficina, muy amable, gracias por su tiempo.

Quedé en la oficina con una sonrisa de oreja a oreja, sintiéndome la mujer mas exitosa del mundo.

Le pregunté a Dante como estaban las cosas en el hospital y me dijo que a Antonella la tenía en cirugía, pero que el medico dijo que todo estaba bien, que me tendría al tanto.

A eso de las seis de la tarde Dante llamó a la oficina, que ya estaban bien, Antonella y Sofi, que era una niña hermosa, grande y muy sanita, que, si quería pasar por el hospital a verlas, que podía hacerlo.

Salí de la oficina, pasé por algunas flores para Antonella, era la niña mas perfecta que había visto, era hermosa.

Antonella estaba bastante bien a pesar de tener una cirugía, le darían de alta al día siguiente en horas de la tarde.

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