Mundo de ficçãoIniciar sessãoEn el jardín trasero de la mansión, la luz cálida del sol se reflejaba en los ventanales mientras las voces femeninas llenaban el aire.
Anny, Lucy y Addy caminaban junto a Anna, mostrándole las fuentes, los rosales y las estatuas cubiertas de buganvilias.
Las risas de las mujeres se mezclaban con el canto de las cigarras, mientras en la terraza los hombres observaban la escena con una mezcla de ternura y orgullo.
Lucien sostuvo su copa de whisky, su mirada fija en Lissandro.
—Bien, hermano… —dijo con voz seria—. No vienes por mero cariño. ¿De qué quieres hablar? Porque te conozco, y sé que cuando vienes sin avisar, algo pasa.
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