Mundo de ficçãoIniciar sessãoEl auto se detuvo frente a un edificio elegante en pleno corazón de Milán.
Desde la calle podía verse el mármol blanco del vestíbulo y las amplias terrazas adornadas con buganvilias.
Lucien bajó primero, seguido por Adeline y, finalmente, por Anna y Lissandro.
Subieron en silencio por el ascensor de vidrio. La vista de la ciudad se expandía a medida que ascendían: los tejados antiguos, las luces encendiéndose, el cielo anaranjado cayendo sobre los canales.
Cuando las puertas se abrieron, Anna contuvo el aliento.
Frente a ella, un departamento enorme







