Mundo de ficçãoIniciar sessãoLa mañana amanecía suave, filtrando una luz dorada entre las cortinas de la habitación. El silencio era tibio, interrumpido solo por el sonido pausado de la respiración de Anna.
Lissandro abrió los ojos y la observó durante un momento, acurrucada en su pecho, su cabello desordenado cubriéndole parte del rostro.
Sonrió.
Se inclinó despacio y besó su cuello, luego su hombro desnudo, apretándola un poco más contra él.
—Mmm, hola amor —susurró ella, sin abrir los ojos.
—¿Cómo dormiste, pequeña?
—Bien, como siempre.
—Qu&eacu







