Mundo ficciónIniciar sesiónLa noche había caído pesada sobre la casa junto al mar.
Adentro, la luz era tenue; afuera, el oleaje marcaba un latido constante. Anna dormía acurrucada contra el pecho de Lissandro; sus respiraciones se sincronizaban en el silencio seguro de la casa que, por unas horas, parecía suya.
Un disparo rompió la calma como un cuchillo. Luego otro y otro.
Lissandro reaccionó antes de que el sonido terminara: se incorporó en un salto, tomó su arma con una mano y, con la otra, tomó a Anna y la puso en el suelo, pegándola entre la cama y la pared para protegerla.
—¡¿Qué sucede?! —vociferó Anna, el pánico llenando su voz.
—Tranquila,







