Ambos conversan mientras avanzan, siguiendo a los niños que corren al encuentro de Marcia, quien saluda a Ismael con una mano mientras escucha a sus hijos gritar al ver cómo el avión vuelve a despegar.
—¿Recuerdas al tipo que salvé junto a los otros, por el que me dieron la medalla al valor y luego desapareció del campamento? Se llamaba Osvaldo —le recuerda con tristeza.—Sí, lo recuerdo ahora. ¿Qué pasó con él? ¿Estaba en Brasil? —pregunta con interés.—¡Exacto, papá! ¡Debí haber dejado que lo mataran! —exclama Ismael, visiblemente molesto.Su padre, al escucharlo, se detiene para mirarlo a los ojos. Su hijo, de inmediato, le cuenta que Osvaldo era uno de los hombres que dirigían la red de tráfico humano y ahora comprende lo que le gritaba la mujer que no entendía su idioma cuando lleg&oacut