Ismael, al escuchar aquello, se emociona y de inmediato coloca las manos en el vientre de su esposa, quien sigue contando que la mamá y el bebé no pudieron dormir bien durante el mes en que él estuvo ausente.
—Vamos, amor, nos quedaremos a descansar contigo y promete que no te separarás de nosotros nunca más —le dice, besándola con amor.—Lo prometo, amor, lo prometo, bebé —responde Ismael, no puede ser más feliz. Mira a su padre y le señala a su madre. Él asiente y los observa alejarse felices.Luego, se concentra en la mirada preocupada de su esposa, Aurora, que observa a su marido junto a Marcia y los nietos. Avanza hacia ellos, los niños la abrazan, pero se sueltan de inmediato al ver a su padre, Marlon, acercándose.—¡Niños, no corran así! —les llama la atención Marcia, que corre detrás de ellos.