45. PRODUCTO DE UN ADULTERIO
La velada había comenzado con un brillo impecable. La decoración resplandecía bajo la luz de los candelabros, la música se deslizaba como un susurro envolvente, y hasta el aire parecía perfumado con un orden perfecto. No pude evitar sentir un atisbo de orgullo al contemplar el drástico cambio en Lady Catalina. Antes, apenas se erguía con altivez frente a la servidumbre y ante mí; ahora también lo hacía ante su propio esposo. Algo había ocurrido entre ellos, u cambio en la dinámica de alcoba que la transformó ... y, por sus gestos, diría que la experiencia resultó muy satisfactoria para ambos.
Poco después, mi atención se volcó hacia Odeth. El espectáculo de nervios y expectación que ofrecía cada vez que sus ojos se alzaban hacia la entrada me provocaba un deleite secreto. Cada nuevo invitado la estremecía de esperanza, cada desilusión apenas lograba ocultarla. Ella aún no lo sabe, pero hoy deberá comprender —junto con Lord Lorenzo— la naturaleza de lo que arde entre ellos. Dos corazone