44. MIENTRAS LA MÚSICA SUENA
Llevo dos días más inquieta de lo usual por Jaime. Lo extraño tanto que incluso he tenido un sueño húmedo. Me desperté a mitad de la madrugada, demasiado excitada y frustrada por no tenerlo a mi lado. Sé que está dolido conmigo y probablemente no vendrá, pero aunque ahora tengo la certeza de que puedo quedarme junto a él, no sé cómo darle la noticia sin que Elizabeth escuche. Con lo que ahora sé, no me atrevo a desdoblarme otra vez. ¿Y si la duquesa desaparece mientras estoy fuera? No creo poder regresar a este cuerpo una vez que el corazón ha dejado de latir.
No es que ella ignore que va a morir, pero me parece cruel mostrarle de forma tan directa cuánto me beneficia su partida. Elizabeth conoce lo que soñé y, aunque avergonzada, también está tan excitada como yo. No me importa que lo mire, incluso que lo desee. Al fin y al cabo, aunque no ha tenido relaciones con Daniel, también he disfrutado en segundo plano de sus besos y caricias.
Al abrir los ojos, miro hacia un costado. Esta ca