36. INICIANDO COMO CASAMENTERA Y LA MÚSICA
Ha pasado casi una semana y los rumores con mi nombre circulando no pueden ser ignorados. Se esparcen por todas las esferas sociales, desde la gente humilde de los mercados hasta los relucientes salones llenos de mujeres encopetadas.
Muchos dicen que la joven duquesa ha enloquecido; otros afirman que por fin he decidido mostrar mis garras y me dejo ver como lo que en realidad soy: una mujer codiciosa y frívola, que solo se ha aprovechado de las ilusiones de un hombre viejo.
—¿Nadie está de mi lado? —pregunto sin mucha esperanza a Odeth.
—Temo que el extraño rumor que circula ha empeorado todo —afirma con cautela.
—¿Extraño rumor? —replico, intrigada—. A estas alturas, me gustaría saber qué puedes considerar tú como extraño.
Odeth me lanza una mirada de reproche; para ella, claramente, la situación es grave.
—Dicen que usted tiene un pacto con el diablo. Que esa es la única explicación para haber regresado sin un solo rasguño. Que se la ve confiada y altanera, como no debería ser una m