Kael sabía que se había equivocado al no contarle a Otto y Calvin que tenía compañera, pero ya el tema lo estaba fastidiando un poco.
—¡Eres increíble! —exclamó Otto.
—Increíble no es la palabra —intervino Calvin— ¡Eres un cabr0n!
—¿Cuándo pensabas decirnos que tenías una j0dida compañera? —el futuro beta lo continuó presionando.
—A eso súmale que no cualquiera —agregó el gamma—, sino una teniente del ejército.
—¡Se acabó el tema! —rugió Kael.
No quería desenterrar el pasado, mucho menos decirle que la rechazó, no porque no sintiera algo por Astrea mucho antes de saber que era su compañera. Si no por sus inseguridades, y su supuesto mejor amigo, al que de manera tonta había escogido como beta, se encargó de eso. Se pasó la mano por la cara al recordar su comentario:
«Es un poco tímida al principio, pero luego que abre las piernas… es una perra en celo, con aullido incluido».
—¿Qué te pasa hombre? —Otto le hizo volver a la realidad.
—Nada —respondió, aclarándose la garganta, sacudie