Isabella.
Apenas, puse un pie en el hospital y sentí miles de sensaciones extrañas. Mis ojos comenzaron a picar y a la vez a buscar a mi hermana desesperadamente.
De lejos la note en el fondo del pasillo, se encuentran de pie. Corrí hacia ella y la abracé.
—Isabella, pensé que no vendrías. — me dijo mi hermana con ternura.— Nena porque nunca haces caso cuando papá te dice las cosas. —Esta vez la note molesta. —Mírate el rostro hasta pareces un mapache.
Rápidamente busco una toalla y me limpió el rostro.
—¿Qué sucedió? ¿Que tiene padre?— Pregunté con el corazón encogido.
—Cálmate —me pidió, pero su propia voz temblaba—. Hay muchas cosas pero necesito que estés tranquila.
—¿Muchas cosas? Anabella no te entiendo.
Me miro directamente a los ojos para luego hablar.
—Esta noche Atacaron a padre, aun no sabemos del todo. Según firmó unos pagarés con unos rusos. Y según esos se fueron del país, no lograron dar con ellos. Sin embargo todo se debe a un supuesto fraude bancario. Prácticamente padre perdió muchos millones y eran de los inversionistas. Es posible que estemos.
Sentí que en cualquier momento me iba desmayar.
—¿En la bancarrota? No puede ser— mi voz salió en un susurro desesperado.
—No lo sabemos del todo hermana— Anabella soltó un suspiro pesado y continuó — lo peor de todo esto, es que tenemos enemigos sumamente peligros. Y si no fuera por el señor David Valverde. Creo que padre hubiera muerto en esa balacera.
Mis ojos se abrieron como platos.
—¿Quién ese David? Es algún amigo de padre.
—Si eso creo. Según el podrá ayudarnos a pagar esa perdida.
Ya no estaban entendiendo absolutamente nada. Todo esa pesadilla que sufrió mi padre fue cuando yo la muy estúpida quería celebrar la fiesta de mi supuesto novio, que era las bien una escoria queriendo llevarme a la cama por un simple apuesta. Dejo mis cavilaciones al escuchar a Anabella.
—Isabella, papá quiere verte. La cirugía fue un éxito y los gastos fueron pagados por ese señor llamado, David.
Asentí sintiendo gratitud ante ese desconocido.
—Siento mucho todo lo ocurrido. Jamás lo imaginé — exprese sintiendo un horrible nudo en la garganta. Anabella se acerco y me abrazo con fuerzas.
Luego entre a ver a mi padre. La habitación era fría, el silencio denso, mire a mi padre estaba conectado a varios cables, su pecho subía y baja. Me acerqué lentamente dejando un beso en su frente.
—Papi lamento tanto lo sucedido.
Al no escuchar su voz, rompí en llanto silencioso sin llanto silencioso.
Cuando salí de la habitación el médico se acerco a informarnos que papá necesitaba reposo absoluto y sobre todo mucha tranquilidad. Por lo que nos pidió que fuéramos cuidadoso.
Decidí irme a la mansión a darme una ducha rápida. Me vestí con un pantalón de chándal, camisetas cómodo y tenis converse. Me aplique rimen, labial y rubor. Observe la hora y eran mas de las 10:am de la mañana.
—Nana debo irme— avisé bajando las gradas.
—Cuídate mi niña.
—Sabías que quizás estábamos en la bancarrota— le pregunto antes de salir.
—Tengo entendido que tu padre quería habla contigo anoche sobre eso. Sin embargo aún no puedo creer quien le hizo eso tan terrible. Se que soy una simple ama de llaves pero a ustedes y a su padre los considero mi familia.
Asentí acercándome a ella.
—Tienes razón y gracias por ser parte de nosotros tres.
Aparque mi coche en el vestíbulo subterráneo del hospital. Caminé hasta llegar al pasillo de cuidados intensivos y se lejos observe a Anabella, conversando con una persona. Al acercarme reconocí de inmediato al hombre. El mismo que me pago el vestido en la tienda.
—Hola, mucho gusto señorita — Saluda con un tono serenó.
—Hola mucho gusto.— Salude sin ganas.
—Isabella, el señor es David Valverde. El que nos ayudo.
—Hola, señor Valverde —respondí, manteniendo la compostura
—Nos conocimos ayer. Me recuerdas.
—Claro que lo recuerdo. Nos conocimos en la tienda Arabela. Me dijo que volveríamos a encontrarnos. A esto se refería.
—Digamos que no de esta manera, pero si. — Solté un suspiro. El tomo mi mano dejando un beso sobre el dorso rápidamente la retiré. Incomoda que incluso mi hermana lo notó.
—Isa, recuerda que él, es el señor que ayudo a padre —agregó mi hermana recordándome lo que ya me había dicho.
Asentí sin querer hablar. Enseguida aprecio el médico, anunciando que ya podíamos ver a nuestro padre. Sería una por una, por lo que Anabella entro se primera.
Mientras tanto me quedé sentada en unos de los pasillos. De reojo veo a David Valverde sentarse a mi lado.
Lo observé de reojo, su porte es elegante, el traje se nota que es de unos de los mejores diseñadores y tenía puesto un reloj rolex de oro y diamantes. Sin dudas un hombre adinerado, con poder y mucha riqueza .
—Gracias por haber ayudado a mi padre.
—No es nada señorita Isabella— respondió para luego continuar — Solo soy un accionistas asociado con varias de las empresas. Además tengo otros negocios con el. Y los míos propios.
—¿ Es eso verdad?
—Si. Así mismo es — afirmo con una sonrisa discreta— Solo espero que su padre se recupere pronto. Hay mucho dinero en juego.
Mi cuerpo se tenso al escuchar eso.
—A que se refiere. Con mucho dinero en juego.
Su mirada se notaba endurecida...
—No me corresponde decirlo, cuando su padre esté bien. Podrá decirlo.
Asentí, aunque por dentro me sentía insegura y una sensación amarga se instaló en mi pecho.
—No se porque siento que algo no encaja aquí…
Continué esperando con el corazón encogido para que mi hermana saliera de la habitación y yo poder entrar y ver a mi padre.