Capítulo 2

Isabella 

Observo mi imagen por ultima vez en el espejo de mi vestidor. Llevaba puesto el vestido que me hizo pasar la peor vergüenza de mi vida, un hermoso diseño que me hacia resaltar cada una de mis cuervas. El juego de diamantes brillaba en mi cuello y muñeca. Tome mi cartera de cuero marca Gucci, mire mis tacones altos y respire profundamente antes de salir de mi habitación. 

—Vaya, me veo como una barbie, perfecta.

Al salir me encontré con la ama de llaves. 

—¿Señorita a dónde va?

—Voy a disfrutar un poco mi juventud. No me esperes despierta— respondí con una sonrisa medio lado.

—Su padre dejo dicho, que esta noche habrá una reunión muy importante con usted y su hermana.

Rodé los ojos tratando de irme de una vez.

—Mi padre y sus reuniones, pueden esperar. Lo siento mucho, hoy no estoy para eso, sobre todo porque me siento molesta con él por lo que hizo. Además, no pienso obedecer. Hasta luego.

—Debería quedarse y esperar.

—Por que y para que, esta noche es especial para mi novio. Por cierto, como me veo —le pregunte con una sonrisa ladina.

—Usted siempre se ve espectacular, parece una muñeca.

—¿Y mi hermana?

—Creo que esta con su padre en la empresa, por esa razón le decía que debería esperarlo.

—Nan. Lo siento, diles que no me esperen despiertos. Buenas noches.

Sali de la casa, subí a mi coche, y al arrancar coloque el audífono de mi móvil, note varias llamadas perdidas de Ariana. Seguramente es para avisarme que ya están en el Cisne. Le Me siento nerviosa, ya que esta noche será especial, mire los preservativos en mi cartera, tal vez esta noche me entregue a mi novio por primera vez, aun no estaba del todo segura, pero veremos.

Estacione en una de las filas del club. Baje con elegancia y entregue las llaves al guardia.

—Cuida mi coche bien— le ordene para luego entregarle 100 dólares. Por suerte tenía más de mil dores en efectivo para gastarlo esta misma noche.

—No se preocupe señorita, su coche estará seguro.

Apenas entre a la disco, sentí el retumbar de la música movida, los cuerpos se movían energéticos. De lejos vi a Luciano junto a una chica que no logre visualizar, pero apenas me vio, salió de una esquina, se apresuró sus pasos para abrazarme.

—Mi amor, por un momento pensé que no vendrías.

—Ya estoy aquí. —Enseguida aparece Ariana.

—Amiga que hermosa estas, pareces una barbie. —Sonrió elevando la comisura de mis labios.

—Gracias por recordármelo— respondí con una sonrisa coqueta.

—Cariño, eres la hija de papi, la que puede tener todo. —Añadió Luciano, acariciando mi mejilla.

—Exacto, todo lo que quiero lo consigo.

Luciano me tomo de la mano llevándome a la pista de baile, me entrego una copa, empecé a tomar sorbos pequeños para luego hacerlos más rápido. Y sentía la adrenalina del momento.

—Feliz cumpleaños mi amor. Hace unos días te compre tu obsequio.

Saco de mi cartera el reloj y se lo entrego.

—Wao mi amor gracias, se ve espectacular, ni el idiota de mi padre se acordó de mi cumpleaños. En fin, mejor es no recordarlo, nunca esta para mí. 

Me sentí mal por él, le di un beso suave, pero el me atrajo hacia su cuerpo. Me beso con pasión y rápidamente sentí su algo duro rozarme. Me sentí nerviosa, sabia que era su miembro.

—Vamos a una de los cuartos que alquilan aquí, tengo una sorpresa para ti.

Acepté y lo seguí. Al entrar una pequeña mesa con dos copas nos esperaba.

—Te gusta— pregunto besando mi cuello. 

—Si...esta bonito—logre decir.

Él me sirvió una copa para luego brindar, ya me sentía un poco mareada, pero al tomar un sorbo se me nublo los ojos. El sabor del licor era diferente.

—¿Que le echaste al licor? — quise saber. 

—Éxtasis, te encantara.

—¿Para que? 

—Quiero que disfrutemos esta noche. Muero por hacerte el amor de muchas maneras y con eso ni siquiera te dolerá.

—No quiero, no me siento preparada esta noche y peor tomando eso.

—Tu, nunca estas preparada para mí, creo que no me amas.

—Aun sigo virgen.

—No te creo— ríe burlesco.

—Lo soy.

Dije buscando la puerta. El se acerco tratando de darme una pastilla, me aparte con brusquedad.

—No entiendes que no quiero eso. Déjalo

Me miro con fastidio.

—Eres tan aburrida. Si me amaras estarías lista.

—Si tu me amaras esperarías. — le conteste con ganas de irme de una vez por todas, ya me sentía incomoda.

—Toma mas tu vino y tu tiempo, regreso enseguida. — dijo molesto antes de salir del cuarto.

Quede sola, bebi otro sorbo y de pronto me sentí rara, escupí el contenido, camine hacia la 'puerta y cuando cruce un pasillo oscuro me detuve al escuchar la voz de Ariana.

—Estas seguro que no quiso.

—Se hace la rogada. La muy estúpida cree que esta noche no la cogeré, claro que lo hare la droga ya debe de dar efecto. Le di su tiempo, pero para que empiece a desnudarse.

No lo podía creer, era Luciano y Ariana.

—Siento celos, sin embargo, sé que solo será por la apuesta y para que ella nos dé más dólares.

—Bah, tranquila tu eres a la única a quien deseo y amo, esa estúpida insípida me sirve para la apuesta y el dinero que me da cuando se lo pido.

No podía creer, seguí ahí escuchando todo con la furia de querer salir y golpear a los dos. Aunque la golpeada podría ser yo, ya que ni defenderme puedo.

—Ojalá sea verdad. Ahora ve y cumple, comprueba si de verdad es virgen —ambos ríen a carcajadas.

—No te molestes, pero si muero por comprobarlo, no va sentir el dolor por ahora si lo es.

Veo que se besan mientras ella lo empuja contra la pared, me tape la boca horrorizada. Como puede creer en esas escorias. Sentí nauseas. Camine tambaleándome, al salir del pasillo oscuro choque con un cuerpo grande.

—¿Se encuentra bien?

—creo que si—murmure esquivándolo cuando intento ayudarme. 

Al salir de la disco rápidamente le pedí la llave al guardia. A lo lejos veo a Luciano venir hacia mí.

—¿Isa, a dónde vas?

—Eres una escoria, tu y ariana me dan asco. Pensaron que caería.

—No digas tonterías, ya estas ebria, déjame llevarte.

Siento sus manos sujetarme con fuerzas.

—Suéltame. 

Luciano me jalo con fuerzas, pero una figura lo aparto de mi con brusquedad.

—No escuchaste o estas sordo.

—Y tú quieres imbécil.

—Soy el que te va romper la cara si no la sueltas. — su acento me confirmo que era extranjero, pero no tenía que perder tiempo. Veo que le da un puñetazo a Luciano, este cayo al suelo. Me subí a mi coche y antes de arrancar decido agradecer.

—Muchas gracias.

El tipo asintió moviendo la cabeza.

—Isabella me las vas a pagar— grito Luciano tratando de levantarse del suelo.

—Maldita escoria — replique mostrándole mi dedo de en medio.

Iba manejando como podía, me sentía maread. Mi móvil empezó a sonar, vi el remitente y era Anabella. Rápidamente conteste con torpeza.

—¿Dónde demonios estos?

—¿Porque me hablas así?

—Isabella, papa está en urgencias.

—¿Que dijiste?

—Apúrate está en el hospital de Roberto. En la central.

—Voy enseguida. — dije asustada.

No podía creer, desde un principio debí saber que este día, no era el mío y sobre todo la noticia de mi padre internado. Esto era una total locura.

Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App