34-En casa.
Un día y medio duró el viaje en el Yate hasta que Nastacy volvió a ver tierra firme.
Al bajar del Yate, Teo la condujo hasta una camioneta negra, ambos se subieron y él, puso el auto en marcha y manejó en silencio.
Nas no tuvo que dar su dirección, era obvio que Dominik la había averiguado.
La camioneta se detuvo frente a una vivienda sencilla, en un barrio custodiado por patrullas discretas. Teo apagó el motor y volteó hacia Nas.
—¿Es aquí?
—Si.
Ella miró la casa y en un instante, lo había logrado, había regresado al fin.
Pero... ¿Y Rashel?, su prima no lo logró y eso la quemaba por dentro.
Al recordarla tragó saliva, sintiendo que las manos le temblaban. El corazón le latía con tanta fuerza que casi le dolía.
La realidad la había envuelto como una ola a tal punto de que casi no lograba respirar.
—¿Ya sabes lo que vas a decir?—pregunta Teo, sacándola de su trance.
—Tranquilo, no mencionaré a Dominik, ni nada que tenga que ver con él—su voz era apenas audible, dec