33-No puedo perderla.

La habitación estaba en penumbras. Nas continuaba de pie junto a la ventana, como si quisiera memorizar la ciudad desde allí arriba. Cada luz, cada calle, cada rincón, porque sabía que quizá sería la última vez que los viera desde ese lugar.

Detrás de ella, Dominik permanecía sentado en el borde de la cama, un cigarro encendido entre los dedos y la mirada fija en el suelo. No decía nada. El silencio pesaba, tenso, como si los dos estuvieran esperando a que el otro hablara primero.

Finalmente, Nas rompió la quietud.

—¿Cuando me ire?

—Mañana.

—¿Tan rapido?, pense que esperariamos unos dias.

Dominik levantó la vista hacia su silueta, iluminada por la tenue luz que entraba desde la calle. Su voz salió baja, áspera.

—Si te quedas, corres peligro—dejó salir el humo de cigarro—Sospecho que hay un infiltrado.

Nas abrio los ojos sorprendida.

—¿Aquí?

—Es solo una conjetura.

—Eso significa que tambien corres peligro.

Soltó una sonrisa amarga.

—Ese es mi día a día.

Ell
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