29-Celos...
La mañana siguiente amaneció distinta. Nas esperaba encontrar a Dominik con esa misma vulnerabilidad que le había mostrado la noche anterior, pero en su lugar lo halló en el comedor, impecablemente vestido, hojeando unos papeles, con la misma frialdad de siempre.
—Buenos días —dijo ella, con cautela.
Él levantó la vista apenas, asintiendo, y volvió a su lectura. Nada en su expresión mostraba rastro de la confesión que había hecho la noche anterior.
Durante el desayuno reinó un silencio tenso. Nas quería preguntar, quería arrancarle una respuesta, pero cada línea de su cuerpo le decía que no se atreviera.
A media mañana, la sorpresa llegó. Un par de hombres entraron al edificio acompañando a una mujer alta, de cabello oscuro y figura esbelta. Una modelo, que traía consigo un bolso y la seguridad de quien sabía por qué estaba allí.
Nas observó la escena desde el pasillo, sintiendo cómo se le helaba la sangre. La mujer sonrió con complicidad a Dominik mientras él le explicaba a