Mi reina está esperando al hijo de otro.
De un momento a otro el gran rey, el que nunca se descomponía pasara lo que pasara, ahora estaba alterado, sus ojos estaban encendidos, había destruido la mesa principal de la villa en la que lo habían alojado, y si no hubiera sido por su comitiva que eran de sus más allegados súbditos y mejores vampiros, que lo detuvieron a tiempo, habría quemado y destruido todo.
— Amo, por favor controlese, no podemos destrozarle la villa al rey Gambino, lo tomará como una ofensa y puede usar ese pretexto para atacarnos, somos fuertes, pero estamos en pleno territorio enemigo.
— ¡Déjenme solo! — Todos salieron, respetaban y sobre todo temían a su rey, el único que se negó a irse fué el rubio, ese vampiro no estaba dispuesto a dejar solo a quien consideraba su mejor amigo, además de su rey.
— ¡Háblame Vladish! ¿Qué fue lo que pasó allá? ¿Qué te dijeron los lobos que te has descontrolado de esta manera? Dices que encontraste a tu reina, ¿Dónde está ella?
— Es hermosa, aunque solo pude ver