Ella dijo que me ama.
El Alfa había rechazado marcharse con la doctora al mundo de los humanos a criar a su hijo. Había demasiadas cosas que lo detenían en el reino de los licántropos, no podía simplemente darles la espalda.
El lobo podía ver la tristeza reflejada en los hermosos ojos de la doctora, ella se había enamorado de él, y no le habría importado un carajo de no ser que había algo en su pecho que le dolía. Más no podía sentir un vínculo con ella, era algo muy contradictorio, y si no estaba seguro de nada, no podía tomar decisiones importantes solo porque ella le agradaba.
— Mi matrimonio es algo más complicado que eso, si no me caso no tengo el derecho para participar para pelear y ser el rey, no tiene que haber amor, solo... Cumplir con las tradiciones.
— Bueno pues... Tienes que lograrlo, coronarte y así garantizarles una buena vida a los tuyos, es tu deber. — Aunque Elizabeth parecía entenderlo, no por eso dolía menos.
— El castillo es muy grande, cuando ella venga procuraré que no