El vampiro Darío se lleva una gran sorpresa.
Durante el trayecto, el vampiro seguía enfadado, su expresión era dura, y aunque sus rasgos eran hermosos, tanto que era difícil verlo como el asesino que era. Seguía muy molesto.
— ¿Vas a seguir enfadado por todo el camino? Si no querías traerme yo podía haber pedido un taxi.
El vampiro solo respiró pesadamente antes de decir.
— Si quería venir, ¿No sé por qué dices eso? Quiero saber más de ti, dónde vives, tu entorno, a tu hijo.
— ¿Por qué? Eres muy atractivo, no te lo voy a negar, incluso... incluso siento como si ya te conociera.
— ¿De verdad sientes eso? Me pasa lo mismo, Pero he viajado tanto que no se en que momento pude conocerte y no darme cuenta de lo que eres para mí. No creo que...
— Esto que me pasa contigo, solo lo he sentido una vez...
— Si fué cuando hiciste a tu hijo, no lo quiero saber, no me lo digas. Tú eres especial para mí, no me hace feliz pensar en que te entregaste a otro hombre.
— ¿Entonces tú has sido celibe hasta que me encontraste? ¿Aca