C62-DOS POR UNO.

El auto avanzaba como una bala por la carretera oscura, y aunque el motor rugía, dentro del vehículo reinaba un silencio cargado. Sofía apenas podía respirar, pero estaba aferrada a la mano de Draxel con tanta fuerza que sus dedos estaban entrelazados hasta los nudillos.

Le había contado todo, cada palabra que Aslan dijo, cada detalle del secuestro, cada miedo. Y Draxel, lejos de enfurecerse con ella por actuar sin él, solo la escuchó, la sostuvo del rostro y le dijo con voz baja, grave, llena de ese amor feroz.

—Regresé porque tenía un mal presentimiento. Mi instinto gritaba tu nombre. No vuelvo a dejarte sola, nunca más mi amor.

Esas palabras se habían quedado grabadas en la piel de Sofía, y aunque el terror seguía allí, ahora estaba contenida, sostenida y protegida.

Tobias iba en el asiento delantero, manipulando varias pantallas táctiles conectadas al sistema de rastreo de la manada, revisando cámaras de tránsito, control vehicular, geolocalización, el brillo azu