C3- UNA MALDITA PESADILLA.
C3- UNA MALDITA PESADILLA.
Aslan descendió del auto con un movimiento preciso y contenido, apenas apoyó los pies en la alfombra, un anfitrión de gala se acercó de inmediato para darle la bienvenida. Él respondió con un leve asentimiento, sin sonrisa, con esa presencia fría que era parte de su vida.
Cuando entró el salón se abría ante él con luces cálidas, mesas altas, copas brillando y conversaciones medidas. Empresarios, magnates, herederos y viejas fortunas se mezclaban con una elegancia casi coreografiada. Había dinero, poder y demasiada falsedad flotando en el aire y había ido con la clara intención de irse lo antes posible.
Tomó una copa del mesero que pasaba, bebió un trago lento y observó todo desde la distancia, evaluando, aburrido.
Entonces la vio y su cuerpo se tensó.
—Demonios... —musitó entre dientes.
Estuvo a punto de darse la vuelta cuando ya era tarde. Ella lo había visto. Y su sonrisa lo confirmó: venía directo hacia él.
—Maldita sea... —escupió frustrado.
La pelinegr