Nick y Roger continuaban charlando en el pasillo del segundo piso. La presencia del joven inquietaba ligeramente a Roger, quien percibía en él una mezcla de confusión y ansiedad. Por otro lado, Garden subía las escaleras buscando a Jackson, después de revisar unos documentos en su despacho.
La recepcionista le había dicho que Jackson estaba haciendo reparaciones en el departamento 35, la nueva residencia de Nick Brown. Garden agradeció la información y subió con paso decidido. Al llegar, notó que la puerta estaba entreabierta. Llamó, y Jackson respondió desde el baño.
Garden caminó hasta allí y lo encontró trabajando sobre el calefón.
—Déjalo, Jackson. Hay algo más urgente que necesito que hagas —dijo Garden.
Jackson bajó la herramienta. Las palabras de Roger venían a su mente: "No dejes que Garden te trate como a un objeto." Aun así, no se atrevió a responder. Guardó silencio y obedeció.
—Vamos a instalar un espejo especial en este departamento —ordenó Garden.
—¿Un espejo? ¿Por qué aquí?
Garden lo miró con severidad.
—Porque sí. No hagas preguntas. Solo hazlo si quieres conservar tu trabajo.
Jackson, sintiéndose atrapado, salió en busca del objeto. Ese espejo llevaba años guardado en el sótano. Tenía una historia oscura: se decía que reflejaba más que la imagen de quien se parara frente a él. Algunos afirmaban haber visto un doble... o algo peor.
Mientras tanto, Nick y Roger seguían conversando. Ambos se sentían cómodos el uno con el otro, como si se conocieran de antes. Pero lo que Nick no sabía, era que en su departamento, algo fuera de lo común estaba a punto de ser instalado. Algo que cambiaría su vida.
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Jackson bajó al sótano del hotel, cruzando las zonas menos transitadas del edificio. Allí, cubierto por una manta vieja, estaba el espejo que Garden le había pedido. Era grande, con un marco de madera tallada y una superficie que parecía reflejar más de lo que mostraba.
Con esfuerzo, lo llevó hasta el segundo piso, sintiendo una incomodidad creciente. Al llegar al departamento de Nick, Garden ya lo esperaba.
—Ponlo justo ahí —ordenó señalando una de las paredes.
—¿Está seguro de esto? Este espejo…
—Hazlo.
Jackson no insistió más. Instaló el espejo en la pared y se marchó sin decir palabra. Garden lo observó durante todo el proceso con una expresión casi calculadora.
Una vez que se quedó solo, Garden contempló el espejo. Su reflejo le devolvió una mirada extrañamente diferente, como si fuera otro. Sonrió de forma casi imperceptible y murmuró:
—Veamos si esta vez funciona.
Por otro lado, Nick se preparaba para descansar. Había sido un día largo. Se asomó al pasillo, notó que Garden ya se había ido, y regresó al departamento. No se había percatado aún del nuevo adorno en su sala.
Pero pronto lo descubriría.
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Al día siguiente, Nick se levantó temprano. Todavía se estaba adaptando a su nueva vida en el Hotel-Romaní. Se levantó y fue hasta la sala, donde el espejo colgado en la pared llamó su atención de inmediato.
—¿Esto estaba aquí ayer? —se preguntó en voz baja.
Se acercó para mirarlo más de cerca. Su reflejo estaba allí… pero por alguna razón, algo en él no parecía del todo suyo. Un gesto, una sombra en los ojos, una sonrisa demasiado precisa.
Sacudió la cabeza.
—Debo estar cansado —se dijo, y se fue al baño a lavarse la cara.
Mientras tanto, en otro sector del hotel, Garden hablaba con Rem por teléfono. Le informaba, en tono casual, que el “proyecto” ya había comenzado. Rem no respondió de inmediato, pero una inquietud le recorrió el cuerpo.
—Solo espero que no se te vaya de las manos, Eliot —dijo finalmente.
—Todo está bajo control —aseguró Garden, aunque incluso él no estaba seguro de eso.
Nick, de regreso frente al espejo, volvió a examinar su imagen. Esta vez, creyó ver su reflejo moverse apenas unos milisegundos después que él. Dio un paso atrás, confundido.
Y entonces, por primera vez, sintió que alguien más estaba allí con él.