CAPÍTULO 82: LA GRIETA
Jacob
Floto en la nada. No hay arriba ni abajo. Intento abrir los ojos y algo me sujeta desde atrás, como si una mano invisible me hundiera otra vez en lo oscuro.
En algún punto, una luz se filtra. Empujo con todo lo que me queda hasta que el párpado cede y la luz me golpea. Parpadeo hasta que mi vista se aclara y entonces veo un techo blanco. Hay un pitido regular, huele a hospital. Intento moverme y un dolor limpio me cruza la espalda, pero algo duro en mi cuello me lo impide… un collarín.
Trato de recordar por qué, pero no tengo respuesta. Me duele la cabeza detrás de los ojos, busco imágenes, sin embargo, en mi mente no hay nada, es como un hueco grande.
Una voz me habla:
—Señor Hastings, ¿me oye?
Giro solo la mirada. Un médico, joven, con cofia azul sostiene una tabla.
—Sí —respondo, la voz áspera—. ¿Dónde…?
—Está en el hospital Saint Francis. Llegó hace tres días por una caída. Está estable. Vamos paso a paso, ¿de acuerdo? —Se acerca—. ¿Nombre completo?
—J