CAPÍTULO 78: PUERTA CERRADA
Sonya
Nunca entenderán lo que representa un apellido hasta que lo pierdan. A mí me lo enseñaron desde niña, no te dejes humillar, no te mezcles con lo que no suma y, sobre todo, no permitas que nadie venga a desbaratar lo que con esfuerzo, astucia y mano firme construiste.
Por eso, cuando Margaret apareció de nuevo, supe que no podía tolerarlo. Ella siempre tuvo esa sonrisa que muerde; fue la única que, con mirada fría, vio a través de mis movimientos y me señaló con desprecio. Era insoportable. Y, sin embargo, también supe desde el primer día que la detendría, por las buenas o por las malas.
Llevo días vigilando a Margaret como se vigila a un animal que se sospecha peligroso: desde la distancia, sin hacer ruido, sin dejar rastro. El hotel donde se aloja es discreto; contraté, por si acaso, a alguien para que me avisara si salía. No es paranoia, es prevención. La verdad que ella pretende sacar a la luz no puede salir. Si Jacob lo llegara a descubrir todo lo