Cap 113
Marina
Llevo todo el día pensando en cómo le diré a Salvador lo que he hecho sin que ponga el grito en el cielo, pues últimamente está más sobreprotector que nunca.
Sin embargo, cuando Salvador llega a la mansión al final del día, puedo notar que está más tenso que nunca y eso elimina cualquier otro pensamiento.
Mis ojos lo recorren y puedo notar que algo no está bien. Lo noto desde el momento en que cierra la puerta con más fuerza de la habitual. Lo espero sentada en el borde de la cama, con las piernas cruzadas y el celular en la mano, pero lo dejo de lado apenas entra.
—¿Cómo te fue? —pregunto con suavidad, mientras lo veo dejar la chaqueta sobre la silla sin decir nada.
Él empieza a soltarse el nudo de la corbata, su quijada apretada, su ceño fruncido.
—El abuelo quiere vender partes de la empresa. —Su voz es ronca, amarga. Como si le costara tragar las palabras y lo entiendo, esa empresa… es lo que tiene de sus padres, es lo que él ha levantado—. A unos inversores. Gente