Capítulo 42
Habían pasado dos semanas desde que todo había tomado un camino diferente y el día comenzó con un murmullo suave: el sonido de dos risitas mezclándose en el pasillo de la casa hizo que Roma abriera los ojos lentamente, escuchando cómo Mateo le decía a su hermana que se apurara, que hoy sí o sí iban a salir con su papá al parque. Aquello logró arrancarle una sonrisa a la mujer mientras se incorporaba en la cama para comenzar a preparar todo.
Dos semanas… dos semanas desde que Magnus había entrado en la vida de sus hijos como un huracán silencioso, pero constante y para sorpresa de Roma, los niños no solo se habían adaptado; sino que brillaban aún más cuando él estaba cerca.
Decidida a que todo saliera bien el día hoy, se levantó, se preparó y luego bajó al comedor donde Magnus ya estaba sentado con sus padres además de los niños, luchando —sin éxito— contra el nudo de una trenza que intentaba hacerle a Dalhia.
— Pareces a punto de declararle la guerra a ese mechón — comen