Capítulo 41
La mañana comenzó en la mansión Hidalgo con un aire distinto. María llevaba desde temprano revisando cada rincón de la casa, asegurándose de que todo estuviera perfecto para recibir a su hijo menor. No había nervios, sino emoción pura. Caleb era su torbellino favorito, el que iluminaba cualquier habitación con su sola presencia, aunque dejara un poco de caos a su paso. Magnus, en cambio, observaba todo desde la sala con su taza de café en la mano, en silencio, como siempre. Esperando a que fuera la hora para ir a buscar a los niños.
— No vas a quedarte quieta, ¿Verdad? — murmuró, viendo cómo su madre pasaba el plumero por la misma repisa por tercera vez.
— Déjame Magnus. No todos los días mi hijo pequeño regresa de un viaje para pasarse unos días en casa —respondió María con una sonrisa nerviosa — Además, no lo veo desde hace meses.
Magnus asintió con calma, aunque dentro de él también había cierta ansiedad por verlo. Caleb era completamente lo opuesto a él, impulsivo, br