Draco:
Elizabeth estaba montándome como toda una experta, la manera en que sus pechos saltaban en mi cara, me excitaba, me había provocado y lo obtuvo, obtuvo lo que quería de mi. Me acerque a su rostro para darle un beso lujurioso y lleno de deseo. La forma en que me apretaba la polla me encantaba.
Ella me encantaba, todo lo que había en ella me gustaba.
—Vamos muñeca, córrete conmigo —gruñi.
Elizabeth se siguió moviendo encima de mi hasta que sentí como su orgasmo me lleno la polla por completo. Ambos nos corrimos. Después, la abracé a mi con fuerza, no se que demonios estaba pasando conmigo pero no quería soltarla.
Estaba comenzando a sentirme extraño, no se si esto me gusta.
Ella me besaba el cuello con suavidad mientras seguía jadeando encima de mi, mis dedos acariciaron su espalda, estaba aspirando el delicioso olor de su piel.
—Debemos bajar a cenar —la escuché decir.
—No pienso hacer eso —masculle— necesito quedarme aquí contigo.
—Draco —me miró— por favor.
—Bien —bu