Ingresé en el castillo, sintiéndome ansiosa. No quería tener esa conversación con mi madre, porque sabía que quería preguntarme.
Sabía dónde se encontraba, así que fui hasta aquel salón que sabía tanto le gustaba.
Mi madre se encontraba allí, bebiendo una taza de té. Era su nuevo pasatiempo favorito, probar y mezclar tés. Vivir en un castillo le estaba afectando, pero no fui capaz de decirle eso a la cara.
Reina de los vampiros o no, todos teníamos miedo de hacer enfadar a nuestras madres.
—Ah, Juliette —exclamó apenas me vio—. Quería hablar contigo.
Sí, eso me temía.
—¿Qué sucede?
—¿Qué está pasando? —me enfrentó con una mirada fría—. Paso días enteros sin verte. ¿Y dónde se supone que está Justin? Porque fui a su habitación y allí no se encontraba. Quería salir con ustedes, como cuando eran niños. Pero tu hermano se encuentra desaparecido y creo que tú sabes muy bien dónde está.
Joder. Joder. Joder.
—Quizás aún no ha llegado de sus clases...
—¿De verdad crees que soy tan estúpida? D