Lo primero que noté fue lo inmenso que el cuarto era. Cuando encendió las luces, noté que era una habitación dispuesta para un rey. Tan espaciosa que parecía más un apartamento. La cama era gigante, cubierta con sábanas negras que se veían costosas. Las paredes estaban pintadas de negro, lo que provocaba que el lugar se viera un poco más oscuro de lo usual. Incluso con las luces encendidas, apenas y podía observar el lugar.
Donovan me soltó, entrando a una puerta hacia un sitio desconocido. Supuse que sería su baño, quizás quisiera quitarse los restos de sangre que había notado antes.
Tenía una alfombra suave, por lo que seguí un impulso y me quité los zapatos. No sabía lo mucho que me estaban lastimando hasta que encontré mis pies en libertad.
Paseé mi mirada por el lugar, notando lo impersonal que era. Donovan era reservado, pero no creí que en su habitación no habría rastro alguno de fotografías. De hecho, casi habría podido jurar que su habitación era más una especie de altar para