Este libro se trata de una aventura se desarrolla en las aguas del nuevo mundo, en donde un grupo de héroes se enfrenta a un mal muy terrible. El mal y el bien confrontados cara a cara, sacrificios serán necesarios, todo con tal de librar al mundo de una maldición surge de las aguas del Reino de Quito. Un grupo de piratas decide aceptar su destino y se enfrentan a la tripulación de la muerte para enviarlos de regreso a su tierra, donde las maldiciones y espectros son encerrados. Al final el sacrificio máximo será llevado a cabo por alguien lo ha perdido prácticamente todo, solo recuerdos quedan, y este pirata pagará precio máximo con tal de librar al mundo de la tripulación de la muerte.
Leer másErase una vez, en una época muy lejana a la nuestra, allá, por los años de 1582, donde un joven con el corazón lleno de sueños, partió desde su hogar dejando a su madre y a su hermana para cumplir sus tan soñadas aventuras y aún más, ver y descubrir los misterios que rodeaban al mundo.
A pesar de que la tristeza inundaba su corazón por abandonar a su familia, al mismo tiempo se alegraba por empezar a ser independiente y convertirse en un hombre. El nombre del joven era Thomas y su travesía comenzó en el barco pesquero del capitán Terr el cual era conocido como un gran marinero en los océanos de las costas de la real audiencia de Quito, y había bautizado su barco como el Santa Fe. El joven Thomas empezó como un simple grumete, pero poco a poco comenzó a ganarse el respeto del capitán y del resto de la tripulación. Una noche el capitán invitó a Thomas a comer con él mientras le contaba sus aventuras; el joven escuchaba con asombro la sabiduría de su capitán. En un momento del relato mencionó un objeto místico conocido como la espada esqueleto, Thomas interrumpió y dijo con inquietud
―¿Cuál es ese objeto que usted menciona?
A lo que el capitán respondió
―Se dice que hace mucho tiempo, cuando el mundo era un lugar oscuro y las criaturas más extrañas todavía caminaban entre los hombres, una horda de marineros que recorrían las aguas más tranquilas se toparon con una pequeña isla que apareció de la nada, detrás
de la niebla. Cuando se acercaron a esta isla veían espantados como un grupo de esqueletos harapientos empuñaban todos a su vez una espada con un aura de color negro, aún más negro que la propia oscuridad, negro como el carbón. Cuando los esqueletos notaron la presencia de los hombres atacaron y el capitán de esa tripulación maldita, empuñando la espada esqueleto, los persiguió; pero en el momento en el que los hombres, a pesar de su valiente esfuerzo por vencer a los esqueletos, creían que iban a morir, una serpiente marina gigantesca que salió de la niebla embistió al barco casi en ruinas de los esqueletos y enrollándose en el barco intentó llevárselo consigo a las profundidades. Los hombres con susto y asombro veían el combate mientras ambos espectros volvían a desaparecer en la niebla
El joven Thomas, aún con el corazón exaltado por la tan fantástica historia, preguntó con un tono de duda
―¿Cómo fue que la tripulación que usted menciona terminó siendo tan espantoso espectro?
En ese instante las velas se apagaron y el capitán con un color pálido en la cara y con un nudo en la garganta empezó de nuevo la narración. Con la voz temblorosa dijo.
―Hace mucho más tiempo atrás, en los registros de algunos escribanos, se menciona que el barco llamado “el marea roja” navegaba en la penumbra de la noche cuando una extraña, pero suave brisa que te acariciaba como las manos de una bella dama empezó a soplar. En ese instante el barco sin ningún aviso cambió su curso y la tripulación hipnotizada cayó dormida, guiada a su perdición. Al amanecer cuando todos despertaron, notaron que el barco estaba encallado en una isla inhabitada y desierta. Casi empujados por un fuerte impulso y curiosidad entraron por una de sus cavernas esperando respuestas. Una vez en la caverna notaron un gran árbol que había sido tallado, este yacía en el interior de esta cueva. Los diseños de la madera eran hermosos, pero al momento de que uno de ellos se apartó de la entrada y la luz del sol tocó la madera, este se ennegreció como el odio puro. Los tripulantes se extrañaron y se sorprendieron. Al acercarse al tallado, que con la oscuridad brillaba como el sol, pero con el sol se transformaba en la oscuridad más profunda, se vieron envueltos en unas aguas brillantes y cristalinas, observaron que los diseños de la madera tallada poco a poco se movían y formaban palabras, formaron una frase, la misma decía: “Quien tenga la osadía y el valor de entrar en el dominio de la oscuridad que entre bajo su propio riesgo ya que la oscuridad de cada uno existe en su alma y en su corazón, pronto surgirá e invadirá su juicio convirtiéndose en aquello que no pueden y no quieren enfrentar”. Los hombres confundidos no entendieron lo que el mensaje tan raro quería decir, mas era extrañamente atrayente. Un polvo dorado comenzó a fluir desde una de las ramas del árbol y se derramaba poco a poco en el agua que lo rodeaba. El polvo se movía como si estuviese vivo y parecía un pez que nada con la corriente. Los hombres se asustaron y retrocedieron, mas no salieron de la cueva; no podían. Del agua surgió una voz de una mujer, que les ofreció un trato, ellos entraban de nuevo al agua y ella les daba lo que desearan, pero solo si todos entraban. El sentido común dictaba no confía en esa voz, pero era tan dulce, y es así que los diez hombres dudaron, sin embargo uno a uno entraron al agua, cuando ya todos ingresaron la voz les preguntó qué era lo que querían, pero antes de que cualquiera dijera alguna palabra el agua se tornó helada como la hoja de una navaja, los hombres entraron en pánico e intentaron salir pero era muy tarde, ya no había salida, solo agua a su alrededor y el extraño polvo dorado que había caído antes del árbol se tornó plateado y comenzó junto con el agua a subir por el cuerpo de la indefensa tripulación. Como un rayo los rodeó por completo y los sumergió. Los hombres desesperados se agitaban por salir pero ya no había salida, su oscuridad finalmente se reveló de su interior, su verdadera apariencia, la de una tripulación de esqueletos vacía por su exterior y que en su interior guardaba un gran rencor. De la profundidad de las aguas salió una espada, tan negra y oscura como el alma de la tripulación, el capitán la tomó y con voz profunda y firme dijo: "Nuestro destino en si vivir por siempre recorrer las aguas del mundo en el Marea Negra, cosechando almas para que el mundo mismo se vuelva negro y vacío." La tripulación de la muerte con un propósito firme y tenaz, el de encontrar y sacar la oscuridad de aquellos que estaban dispuestos a unirseles en su barco maldito por la eternidad; partió al en su nuevo navío.
Así el capitán terminó el relato y el joven vio como el capitán seguía pálido.
El joven Thomas preguntó
―Por qué el miedo inundó sus ojos capitán Terr.
A lo que el capitán respondió.
―Muchacho cree, porque el mundo no solo hay leyendas y viejos cuentos de mar, en este lugar lejos de los conquistadores, la muerte nos acecha a cada paso, la tripulación de la muerte ha capturado barcos y los ha estado reclutando para su flota de espectros enviandolos a una misteriosa tierra para alimentarse de su oscuridad y así vivir por siempre.
Thomas volvió a preguntar con suspicacia.
―¿En realidad cree en eso?
Y el capitán con tono un poco molesto respondió.
―Niño, no solo he escuchado de ellos, también los he visto. Cuando era más joven e inexperto como tú vi su barco desde lejos y la helada brisa que emanaba es indescriptible, un barco con luces más brillantes que el sol y que lo rodea una niebla espesa, se dice que no tienen debilidad, pero hay quienes aseguran que sí.
―¿Cuál es? ―preguntó Thomas.
―Sus cráneos, si los separas del resto de sus cuerpos mueren ―contestó el capitán.
Thomas un poco incrédulo se fue a dormir.
A la mañana siguiente el capitán se despertó de muy buen humor.
―¿Por qué de tan buen humor capitán? ―preguntó el maestre Cribas.
―Maestre, el sol está brillando, las velas están a su máxima capacidad y el viento es magnífico
―Pero capitán nos dirigimos a toda velocidad sin aún conocer el curso que seguimos.
―A veces es bueno navegar sin rumbo, solo para ver qué nos encontramos. Así encontramos buenos peces.
―¡Capitán! barco a la vista ―dijo un tripulante.
―¿Tienen bandera?
―No capitán son piratas.
―¡Preparen las armas y los cañones para la batalla! ―gritó el capitán. ―Estos sucios piratas como los detesto ―indicó él.
Del barco enemigo sacaban una bandera blanca, era poco común así que decidieron acercarse. Una vez cerca del barco, se vio una tripulación casi moribunda, y un barco desecho en su mayoría.
―¿Que les pasó? Parece que se hubieran enfrentado a un ejército ―vociferó un tripulante del barco de Terr.
―Peor aún, nos atacó un espectro, un monstruo marino. Nos atacó el Ogopogo ―explicó un marinero del barco destruido con tono casi desaparecido.
―¡¿El que?! ―dijeron los hombres confundidos.
El capitán dando un paso atrás y con tono fuerte y pausado dijo.
―Rápido haraganes, corran, tomen a los tripulantes de esta nave y llevenla a la nuestra. Diríjanse a puerto, rápido como si les pagaran por hacerlo, ¡corran!
―Capitán, por los siete mares, ¿qué le pasa? ―preguntaron todos y el capitán respondió
―Solo obedezcan y apresúrense luego les explicare.
Todos, colocándose en sus posiciones, levantaron la última vela que faltaba y partieron a toda marcha. Llegaron a un puerto de nombre Trial, un no muy conocido lugar, que era hermoso, donde se veía un gran risco, agua cristalina y arena blanca como ninguna. Ahí se asentaba un pequeño pueblo pesquero al final del risco, donde atracaron. Se dirigieron a una pequeña choza en la que se encontraba el médico del pueblo, quien atendió a los heridos.
Después de unos días, uno de los heridos, llamado Simón, se recuperó lo suficiente, entonces el capitán se dirigió hacia él.
―Así que tú eres el capitán.
―No, solo un polizonte del Navium- dijo Simón.
―De ese barco no quedan más que escombros. ―Le indicó el capitán Terr.
―Estábamos en dirección a este puerto cuando la serpiente marina nos intentó devorar. Batallamos, pero era muy grande, muchos murieron, nos salvamos porque la tripulación de la muerte está de vuelta. No sé cómo, pero dominaron al Ogopogo, los esqueletos, atraparon a la serpiente y me dieron un mensaje, quieren la espada esqueleto. Su objetivo es reunir las cuatro reliquias del tiempo y regir el mar; el mundo. Usarán todas las armas que tengan a su alcance para conseguir su cometido ―explicó Simón con miedo.
El capitán Terr se quedó en silencio. El médico supuso que estaba alucinando y le dió más medicina. Terr pidió que los dejaran solos.
―Debiste haber muerto ―dijo fríamente Terr.
―Y tú deberías mover tu trasero y tratar de salvar el mundo, no es así? ―comentó Simón.
―Conoces la historia Simón, tú fuiste uno de los cuatro, y sabes bien que no puedo conducir a mis hombres a esa vida, además, ellos no son piratas y no saben a lo que se enfrentan. Yo tampoco soy un pirata, ya no, no puedo condenar sus almas a una eternidad de dolor -dijo el capitán susurrando
―Te haré dos preguntas, Capitán ―dijo en tono burlesco― ¿Les has contado toda la verdad? y la segunda, ¿por qué los proteges tanto?
El capitán exhalando un suspiro le contestó.
―No, no les he dicho la verdad, solo saben que ya en el pasado ví a los esqueletos, aunque dudo mucho que me hayan creído. La razón por la que los protejo es porque esos hombres son más que mi tripulación, son mis amigos. Me ayudaron cuando lo necesité y me dieron la confianza de ser su líder, que clase de capitán sería si los guiara a la muerte, nadie merece una muerte así.
―Tarde o temprano se enteraran de la verdad, la guerra se acerca, y deben pelear, los dos tenemos que volver a formar el grupo, Terr. Una vez pirata siempre lo eres.
―No se puede. Derian y Kilian murieron para poder acabar con la tripulación de la muerte. Ya no hay forma de formar el grupo, ya no somos piratas.
Después de esa charla el capitán se retiró a reposar de todas las sorpresas que le había entregado ese día.
Continuará...
En el barco del capitán Terr, Cumbe recuperaba la conciencia, despertó justo al lado de su hermano. Se sentía mucho mejor, el dolor había disminuido bastante. Les faltaba nada más que un día de viaje para que llegaran a San Pablo de Manta, finalmente vieron tierra, llegaron. Tantas cosas habían pasado en el viaje que Terr se sentía agotado.Desembarcaron y Simón y Cribas ayudaban Calembe para que llevara a su hermano a un lugar donde se pudiera recuperar. Terr se quedó en las celdas para ver que hacía con los amotinados y con la tortuga que habían traído de contrabando, se acercó a los amotinados y les dijo.―Los dejaré libres, pero no crean que lo hago por buena voluntad, es una forma de castigo para ustedes, estando aquí los españoles los volverán a usar como esclavos, eso es lo que sacan por intentar amotinarse.Sacó a los prisi
Terr corrió donde se encontraba Simón para que usara la hoz de la oscuridad, y le dijo.―¿Qué esperas?, tú puedes controlar al Ogopogo con la hoz y no te veo haciendo nada.―Eso estoy intentando, ya he estado atacando, pero sigue aquí ―respondió Simón―Su cabeza, la bestia tiene la cabeza asentada en la proa del barco, que tal si corres con la hoz y cuando te vea tal vez y digo tal vez deje de atacarnos, además nada puedes perder ―dijo Terr―Para ti es fácil decir que haga lo que me pides, pero en realidad es más complicado de lo que parece. La cola del Ogopogo está dando golpes por todo el barco, me dices que no tengo nada que perder, pero si hay algo, mi vida, si el Ogopogo me come será mi fin ―dijo Simón―Si eres cuidadoso lograras llegar hasta la proa, debes intentarlo o nos hundirá por completo ―le dijo Terr.Simón convencido
Casandra no estaba aún segura de cómo resultarían las cosas para Thomas ni para nadie, solo rezaba para que nada malo le pasara. Terminó el día y la noche regresó trayendo a la luna llena con ella. Terr sabía que les faltaba por lo menos un día y una noche mas de viaje antes de llegar a las islas, muchos de los marinos les preguntaban cómo eran la criaturas que habitaban en ese lugar, Terr hizo que todos se reuniera para contarles, todos se acercaron intrigados y él les dijo.―La última vez que estuve ahí, antes de llegar vi una gran niebla que cubría completamente esas islas, es peligroso intentar llegar muy rápidamente pues se puede encallar en una de las rocas, hay que arrojar el ancla y amarrar las velas del barco. Para llegar a esa isla se debe bajar en bote, cuando pisé la arena era algo muy distinto a lo que hubiese sentido antes y los animales son raros y ún
Al día siguiente de la visita a Ester había un gran cielo despejado, sin una nube, era la clase de condiciones que se necesitaba para navegar y hacer buen tiempo. Como lo siguiente que había que hacer era dirigirse a las islas encantadas para visitar a Derian y Kilian necesitaban un barco, pero les tomaría tiempo obtener los permisos necesarios para dejar el muelle, la poca autoridad que se encontraba en ese lugar era muy estricta y hacerlo todo por la vía legal llamaría la atención de la Real Maria Aspera. Terr impacientando, tomó una decisión casi sin pensar, reunió a todos y les dijo.―Escuchen, compraré un barco que esté en buenas condiciones, ustedes saldrán a conseguir alimentos, bebida, agua y pólvora, mucha pólvora. Nos reuniremos de nuevo en este punto y saldremos del puerto.¿Qué hay de los permisos? ―preguntó Casandra.―No espe
De vuelta en el oasis, Terr se despertó abrazado por Leyfeer. Ella estaba dormida, Terr se levantó sin que se despertara, fue a la playa, para analizar una forma de escapar, la nereida le había dado paz, pero no se podía dormir en sus laureles. Leyfeer dijo que no podría irse hasta que ella lo llevara de regreso, pero nunca hay una sola opción.Se metió sin pensar en el mar nadaría hasta llegar a alguna parte. Nadó por un par de metros hasta que una gran ola lo revolcó de regreso a la orilla, lo intentó otra vez pero no podía alejarse de la isla más que un par de metros, parecía que no había forma de regresar nadando, tenía que usar una nueva estrategia, se movió con pasos sigilosos para no despertar a Leyfeer que aún dormía, la laguna debía ser la unión entre el oasis y el mundo real. Lentamente se sumergió en el agua de la
Las nubes se movieron y dieron paso a la luz de la luna, al aclararse un poco el lugar Terr vio que se encontraba cerca a unas cuevas. Se había alejado demasiado de donde se encontraba descansando, las risas se seguían haciéndose más y más claras, y en ese momento provenían de las cuevas. Terr se aventuró aunque era arriesgado ya que la marea estaba subiendo y podría quedar atrapado en la cueva por el agua, pero confió en su excelente modo de nadar y se adentró en la cueva.Caminando con el agua en la cintura y alzando la lámpara para no perder su única fuente de luz, seguía a las risas que se mezclaron con unos horribles chillidos. Estos chillidos provenían del techo de la cueva, Terr alzó más la lámpara para intentar visualizar lo que hacía ese sonido, pero no veía nada tampoco. La luz era muy poca, el chillido se hizo más fuerte y del
Último capítulo