Estábamos hablando de la persona que me había salvado la vida, después de todo. No podía simplemente ignorar ese hecho. También había salvado a Justin, aunque parecía tener intenciones de matar a mi padre.

—No tendría que morir, sino la hubiera probado ya. No podría volver a beber una sangre que no sea la tuya, después de probarla. Es como si consiguieras el néctar más delicioso del mundo entero y luego tuvieras que conformarte con agua —sonrió con incomodidad—. Digamos que ambos no podremos vivir sin que beba de vez en cuando de tu sangre.

¿Qué? ¿Cómo se suponía que debía tomarme esa declaración? Porque se sintió un poco como una amenaza.

—¿A qué te refieres?

—Bueno, ese problemita tuyo —señaló mi nariz, que comenzaba a sangrar—. La única manera de detenerlo es alimentándome. Podría agravarse mucho. Tu cuerpo está diseñado para generar demasiada sangre, por eso la pérdida repentina.

Sentí algo pesado instalarse en mi pecho. Comencé a recordar a mi madre, siendo una mujer completament