Me recliné ligeramente hacia él, intentando huir del aire frío. Él lo notó, dándome su chaqueta con tanta naturalidad que me sorprendió. Se quedó cerca, tan cerca que era capaz de oler su perfume y sangre, una combinación bastante peculiar.
» Hace muchos años, posiblemente miles, existió una pandemia. Todos los habitantes de la tierra comenzaban a morir. Primero aparecía la fiebre, luego las personas tosían hasta que sus pulmones colapsaban. Para ese entonces, pocas especies habían sido creadas, los avances en medicina eran nulos y ni hablar de la tecnología.
Fue en ese momento en el que nació alguien a quien llamaron Vlad Tepes. Creo que ustedes los humanos lo conocen más por el nombre Drácula. Era un nombre normal para la época, aunque si alguien tuviera ese nombre en la actualidad sufriría mucho bullying.
—Concéntrate —golpee ligeramente su hombro.
—Bueno, bueno —sonrió—. Como decía, Vlad nació muchos años después de todo ese caos. Hijo de un príncipe y una mujer desconocida. No vo