Su declaración me tomó con la guardia baja. Abrió la boca, con intenciones de decir algo más, pero se vio interrumpido por la voz llorosa de Julia a través de la puerta.
—Juliette —su llanto rompió mi corazón.
Me apresuré hasta la puerta, ignorando tanto a Donovan como al ser cabizbajo que se mantenía al final del pasillo y se hacía llamar mi padre. Apenas parecía estar recobrando la consciencia, luciendo aturdido y confundido por partes iguales.
Y pensar que Donovan había puesto como una opción asesinarlo mientras él solo se encontraba a unos metros de nosotros.
—Julia, ábreme la puerta —rogué, intentando mantener la calma.
No sería nada fácil, considerando todo lo que tuvieron que hacer para cerrarla.
—Tengo miedo —susurró. Apenas pude escucharla.
Mi corazón se rompió un poco más. Era una niña pequeña que no debía conocer la oscuridad. Yo me había encargado de protegerla por tanto tiempo y ahora de seguro necesitarían ayuda psicológica para poder superar el trauma.
Y puede que yo ta