11. UN GALLO CON LOS HUEVOS DE ORO
EL PRÍNCIPE LYCAN
Apreté los dientes, aguantando el dolor lacerante del collar. Al poseer intenciones asesinas contra mi dueña, me estaba suprimiendo sin piedad.
Las gotas de sudor corrían por mi sien, pero las garras de mis manos iban acercándose implacables a ella, hasta que me detuve en el aire, dudando.
Se alejó y cerró la puerta a su espalda, sin enterarse de lo cerca que estuvo de morir.
Volví a arrojarme sobre la cama, tragándome el gruñido de dolor. Parecía que me habían desollado toda la piel.
Lo peor era el vacío en mi mente y ese profundo agujero en mi pecho que no sabía cómo llenar.
¿Quién soy? ¿A dónde pertenezco? ¿Qué me sucedió realmente?
Esa hembra parece conocerme, y solo por eso le daré una oportunidad de vivir… por ahora.
No tengo recuerdos de nada, pero sí algo bien claro: no nací para ser el esclavo de nadie.
*****
LORIEN
Al cerrar la puerta, un escalofrío recorrió mi columna vertebral. ¿De dónde salió esa corriente helada?
Girándome para o