Capítulo — El regreso a la casa
(Punto de vista: Sofía Rojas)
La llamada a Adrián había sido corta, pero decisiva. Le pedí que no dejara la empresa en segundo plano, que siguiera al frente, que no desviara la mirada de lo que había costado tanto construir. Yo no podía pensar en balances ni en juntas, no quería. En este momento lo único que existía para mí era mi bebé y la lucha de Lili. Todo lo demás podía esperar.
Sin embargo, había otra sombra que no lograba sacarme de la cabeza: la llamada que había recibido Guillermo antes de entrar a terapia. Su gesto, esa cara sorprendida, y las palabras a medias que no compartió con nadie. Poco después, escuché a dos enfermeras cuchichear en el pasillo:
—El doctor discutió fuerte con una mujer —dijo una.
—Sí, y se llevó a la nena con ella —agregó la otra.
No quise detenerlas. Seguí mi camino como si no hubiera escuchado nada, pero la duda me ardía en el pecho. No iba a quedarme callada; en algún momento, cuando todo estuviera más