Capítulo — Entre el alivio y la espera
(Punto de vista: Guillermo Medina)
La madrugada en el hospital tiene un silencio diferente, como si los pasillos respiraran despacio, guardando secretos entre las paredes. Me había quedado dormido en el diván de mi consultorio, los analgésicos lo necesitaba para poder seguir firme ,aunque seguía con las rodillas doloridas y las vendas apretándome los golpes. El cuerpo se quejaba, pero yo no pensaba moverme de ese edificio. No mientras Lili siguiera en esa cama de cuidados intensivos. Llamé a mi ex esposa y le avisé que no mandé a mi hija a visitarme que tuve un accidente y no quiero que mi hija me vea así ,más que no puedo irme por nada del mundo por Lili.
Un golpecito en la puerta me despertó. Era uno de los residentes de guardia, acompañado por la doctora Ángela. Entraron con esa cara que uno no sabe si leer como buena o mala noticia. Me incorporé despacio, temiendo lo peor.
—Doctor Medina —empezó Ángela, con voz firme pero suave—, venimos