Capítulo — Verdades bajo la morgue
(Punto de vista: Adrián Castell)
El hospital parecía otro en el sector donde está la morgue.Pasillos vacíos, puertas cerradas, silencio espeso, como si cada rincón guardara un secreto. Y ahí estaba yo, caminando junto a Klein hacia la morgue. Nos esperaba un hombre de confianza suyo: el doctor Martín Villalba, forense veterano, mirada cansada pero conciencia intacta.
—Este tipo era un desgraciado, Adrián —me dijo apenas llegamos, ajustándose los guantes—. Ramón Gutiérrez… lo conocí. Varias enfermeras me contaron lo que hacía, pero nunca hubo denuncia formal. Tenía a todas amenazadas. Cuando supe que murió, no me sorprendió que nadie lo llorara.
Klein asintió, serio, como confirmando lo inevitable.
—Nadie reclamó el cuerpo. Quedó archivado como un expediente inútil, olvidado en este cajón. Lo único bueno de eso es que podemos revisarlo sin levantar sospechas: oficialmente lo usamos para práctica de residentes de patología.
Yo tragué saliva. Sabía