Capítulo 72 — El zumbido antes del impacto
La calle lateral del hospital tenía ese ritmo engañosamente sereno del mediodía. El sol se filtraba entre las ramas de los árboles, dibujando sombras danzantes sobre el asfalto. Una brisa fresca acariciaba el aire, como si quisiera susurrar: “Hoy todo está en calma”.
Nada más lejos de la verdad. Porque, a media cuadra, dentro de un auto oscuro con vidrios polarizados, la calma no existía. Allí dentro, el infierno respiraba con forma humana.
Valeria Montesinos. El pelo escondido bajo una peluca rubia barata, gafas oscuras cubriéndole media cara y una gorra deportiva ajustada hasta las cejas. Nadie la reconocería… pero cualquiera podría sentir su furia desde metros de distancia. Sus manos apretaban el volante hasta que los nudillos se le pusieron blancos.
El pecho subía y bajaba a un ritmo irregular, como si cada inhalación fuera gasolina y cada exhalación, una chispa. Tenía la boca seca, un sabor metálico en la lengua y una corazonada latie