Capítulo — La primera luna de miel
El auto se detuvo frente al hotel de Punta del Diablo. El rumor del mar llegaba como un susurro antiguo, cómplice del destino que los había llevado hasta ahí. Guillermo bajó primero, tomó las valijas y enseguida rodeó el vehículo para abrir la puerta del acompañante.
Lili lo miró con picardía.
—Siempre me tratás como reina… y yo no tengo corona.
Guillermo la levantó en brazos, firme, decidido.
—Sos mi corona, Lili. No necesito más.
Ella apoyó la cabeza en su hombro, riendo nerviosa.
—Me falta el vestido de novia para que esto sea perfecto.
—Ya vendrá —susurró él, con la voz ronca de deseo contenido—. Esta es nuestra primera luna de miel, y pienso hacerla inolvidable.
Al abrir la puerta de la habitación, el aire tibio los envolvió. Pétalos rojos sobre la cama, el murmullo de burbujas escapando del jacuzzi ya preparado. Lili lo miró, conmovida.
—Guillermo… pensaste en todo.
Él la depositó con cuidado sobre la cama y se inclinó a besarle los