Capítulo — Confesiones en la Noche de tormenta
La casa había quedado en silencio. Isabel ya se había ido, y Adrián dormía en la habitación contigua. El murmullo lejano del viento colándose por las ventanas era el único testigo de la charla que estaba a punto de nacer.
Lili estaba recostada, con la pierna inmóvil, y Sofía sentada a su lado, acariciando distraídamente el borde de la manta que la cubría. Aquella noche era de amigas, y Sofi no iba a perder la oportunidad de conversar con Liliana como en su juventud, como en aquellas charlas interminables en el cuarto de la universidad. Era como volver el tiempo atrás. Entre ambas reinaba esa confianza que solo las amigas verdaderas construyen con los años: podían decirse cualquier cosa, sin máscaras, sin miedo.
Lili suspiró, rompiendo la calma.
—Sofi… a veces me agarra una inseguridad horrible. Vos sabés que yo no soy así, pero… me siento bien con Guillermo, sí… y aun así no dejo de pensar en que todavía no le dijo a su hija que e