La hora del almuerzo estaba a punto de llegar. Lilian acababa de ordenar los documentos sobre su escritorio cuando su teléfono vibró. Un mensaje apareció en la pantalla, proveniente de un nombre que últimamente siempre lograba agitarle el corazón.
[Lilian, ¿podrías acompañarme a almorzar hoy? Quiero llevar también a Aurora… y, por supuesto, Gabriel tiene que venir. Quiero que pasen tiempo juntos.]
Lilian se quedó inmóvil unos segundos. El mensaje era sencillo, pero el efecto en ella resultaba devastador. Una parte de sí misma quería negarse, pero otra, en lo más profundo, anhelaba la calidez que últimamente había empezado a sentir. Con dedos vacilantes, terminó escribiendo una respuesta breve.
[De acuerdo. Pero primero debemos recoger a los niños.]
Poco después, Daryl apareció en el vestíbulo. Su traje seguía impecable, aunque había aflojado la corbata para mostrar un aire más relajado. Una leve sonrisa asomó en su rostro al ver a Lilian esperándolo. Sin muchas palabras, caminaron jun